En Uganda, un país ubicado en África oriental, aplican fuertes condenas a las personas que se identifiquen como “homosexuales”, lo que es una de las leyes anti-LGBTQ más draconianas del mundo, las personas pueden ser encarceladas de por vida o recibir la pena de muerte por cometer “homosexualidad agravada”.
En contraste con este hecho, recientemente una mujer transgénero de este país fue atacada y actualmente está protegida. De esta forma el parlamento de Uganda aprobó una de las leyes contra las homosexuales más estrictas del mundo.
La legislación declara ilegal identificarse como homosexual e introduce castigos para algunos actos que van desde los 20 años de prisión hasta la pena de muerte.
Ya es ilegal en Uganda estar en una relación homosexual. Esta nueva ley amplía la Ley Anti-Homosexualidad del país de 2014 al criminalizar el simple hecho de decir que eres LGBTQ.
El proyecto de ley exige cadena perpetua por tener relaciones homosexuales y la pena de muerte para cualquier persona declarada culpable de cometer “homosexualidad agravada”, sin definir realmente el término.
También introduce una pena de cinco años por “promover la homosexualidad” mientras que quien toque a alguien “con la intención de cometer el acto de homosexualidad” o sea declarado culpable del “delito de homosexualidad” podría recibir una pena de prisión de entre 10 y 20 años.
La ley pasará ahora al presidente Yoweri Museveni, quien puede decidir si promulgarla o vetarla.
En un comunicado, Human Rights Watch (HRW) ha pedido al gobierno que rechace el proyecto de ley, diciendo que “violaría múltiples derechos fundamentales… [y] los derechos a la libertad de expresión y asociación, privacidad, igualdad y no discriminación”.
“Una de las características más extremas de este nuevo proyecto de ley es que criminaliza a las personas simplemente por ser quienes son, además de infringir aún más los derechos a la privacidad y las libertades de expresión y asociación que ya están comprometidos en Uganda”, Oryem Nyeko investigador de Uganda en HRW.
Además, añadió que “los políticos ugandeses deberían centrarse en aprobar leyes que protejan a las minorías vulnerables y afirmen los derechos fundamentales y dejar de apuntar a las personas LGBT para obtener capital político”.