Hace una semana se reunieron los altos mandos de la guerrilla de las FARC en este caso llamados las Disidencias, para construir lo que se propondrá al Gobierno Nacional para iniciar el desarme y, a su vez la desmovilización de este grupo subversivo.
No obstante, queda el interrogante de los 13.000 miembros de las antiguas FARC que acudieron al llamado de la firma de la paz, en la administración de Juan Manuel Santos en el 2016. Lo que si es cierto es la reunión masiva de mas de 4.000 personas que en el lugar conocido como Sabanas del Yarí, en una explanada, en un lugar conocido como Casa Roja, se reunieron 10 mil personas. El cálculo podría estar acertado, ya que una semana antes empezaron a llegar buses y camiones repletos de gente. La llegada de comitivas de campesinos siguió incluso hasta el domingo en la mañana. Mientras un líder campesino de la Coordinadora del Suroriente Colombiano para los Procesos Agrarios Ambientales y Sociales(Coscopaaz) daba los saludos protocolarios y animaba a la gente, los buses seguían llegando al lugar por una carretera sin pavimentar, pero en perfecto estado.
Muchos de esos buses hicieron travesías de más de 24 horas. Llegaron del Valle, Nariño, Cauca, Tolima, Bogotá, Guaviare y hasta de Catatumbo. Las delegaciones con las que pude hablar confirmaron que habían recogido fondos a través de las organizaciones para hacerse presentes en el lugar.
El mensaje de unidad se dio tras la cumbre de mandos que durante 15 días se realizó en cercanías a Casa Roja. Y este evento fue pensado, justamente, como una especie de rendición de cuentas del grupo guerrillero frente a sus bases sociales. Por un lado, el grupo guerrillero les entregaba a las organizaciones campesinas el mensaje de unidad y reforzaban su interés de avanzar en las negociaciones, mientras las comunidades reclamaban su lugar en la mesa y pedía al EMC-FARC una especie de veeduría para que la negociación las tuviera en cuenta.