Según Lina Botero, hija del fallecido artista colombiano, a sus 91 años continuaba generando técnicas de apreciación con base en sus creaciones.

En las últimas horas, un medio de comunicación nacional se adentró en las instalaciones del hogar del recientemente fallecido artista y pintor, Fernando Botero. Su vivienda, ubicada en Mónaco, es un recinto donde se albergan centenares de pinturas elaboradas por el antioqueño.

Como muestra de su legado, se pudo evidenciar los últimos trazos que había realizado en algunos lienzos que dejó en su escritorio, curiosamente, al lado de una copa de vino.

Lina Botero, hija del artista, manifestó que, su padre continuaba trabajando en sus últimos días durante largas jornadas como era habitual.

“Era su santuario, su refugio, su oasis (…) él trabajaba en esa mesa y pasaba cuatro horas en silencio absoluto haciendo dibujos y acuarelas,
que fue a lo que se dedicó a lo largo de los últimos dos años”, señaló su primogénita.

Según su hija, Fernando Botero seguía plasmando diferentes variantes en el enfoque de la técnica de acuarela, denominada para muchos como un estilo ampliamente arduo.